La enfermedad gastrointestinal silenciosa



Determinadas enfermedades gastrointestinales pueden evitarse si se siguen unos hábitos y tratamientos dietéticos adecuados. La celiaquía, la enfermedad por reflujo gastroesofágico o la dispepsia son tres ejemplos de enfermedades digestivas que pueden tratarse desde la dietética, además de trastornos gastrointestinales tan comunes como el estreñimiento, la diarrea o el meteorismo. La autora revisa las características de estas enfermedades y alteraciones, establece las pautas de su tratamiento dietético y ofrece algunas recomendaciones que se pueden hacer desde la oficina de farmacia.
Entre las enfermedades gastrointestinales más susceptibles de tratarse mediante hábitos dietéticos se encuentran la celiaquía, la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) o la dispepsia. Por su parte, entre los trastornos gastrointestinales más comunes, y que también están ligados a determinados hábitos dietéticos, se hallan la diarrea, el estreñimiento y el meteorismo o flatulencia.
A continuación realizaremos una revisión de las características de estas enfermedades y trastornos, indicando las pautas de su tratamiento dietético. También mostraremos las principales recomendaciones que puede hacer el farmacéutico comunitario para ayudar a prevenir y tratar estas dolencias.

Celiaquía
La celiaquía o intolerancia al gluten es una enfermedad intestinal crónica, debida a la mala absorción de alimentos con gluten. Esta enfermedad, según la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE) afecta al 0,005-0,003% de la población, y es el proceso crónico digestivo más frecuente en nuestro país, aunque está infradiagnosticado: se calcula que menos de una cuarta parte se los pacientes celíacos sabe que presenta la enfermedad.
Para los celíacos, la ingesta de alimentos que contengan harina de trigo, cebada, centeno, avena y malta produce una lesión progresiva en las vellosidades intestinales.
Esto puede acarrear malnutrición y también complicaciones a largo plazo, como tumores o crisis celíacas con posibilidad de un desenlace fatal para el paciente.
Tratamiento dietético
El tratamiento de esta enfermedad es exclusivamente dietético y consiste en eliminar el gluten de la dieta (tabla 1). Esta medida debe tomarse de por vida y su cumplimiento riguroso representa un reto, porque el gluten puede presentarse en forma de aditivos: estabilizantes, emulsionantes, espesantes y otros derivados de granos que lo contienen y que se incluyen en alimentos procesados comercialmente.

Según la FACE, el 80% de los productos de alimentación que consumimos habitualmente contiene gluten. Alimentos de consumo tan frecuente como los que contienen rebozados, fiambres de categorías bajas, productos de panadería, pastas alimenticias, espesantes, salsas y condimentos utilizan harinas o derivados para su elaboración.
En la mayoría de los casos, tras una dieta libre de gluten, en dos semanas se experimenta una mejoría de los síntomas y en un período de varias semanas o meses mejora el estado nutritivo. Pero la dieta libre de gluten es complicada y requiere una estrategia completamente nueva para comer, lo que afecta totalmente al estilo de vida personal.
Comer fuera de casa es difícil para una persona con celiaquía, que debe aprender a examinar a fondo el menú y preguntar siempre sobre fuentes ocultas de gluten.
Comprar productos sin gluten, otra opción, les resulta muy costoso: mientras que un kg de pasta alimenticia de trigo tiene un coste medio de 60 céntimos de euro, un kg de pasta libre de gluten vale 5,76 euros.
Consejos desde la farmacia
•Llevar a cabo una alimentación variada y equilibrada, para evitar carencias nutricionales.
• Fomentar el consumo de alimentos naturales que no contengan gluten: cereales sin gluten (arroz, maíz, mijo y sorgo), verduras y hortalizas, frutas, legumbres, tubérculos, leche, carnes, pescados y huevos, aceite, azúcar, miel.
• Reservar el consumo de productos manufacturados denominados sin gluten para casos o situaciones concretas.
• Preferir lácteos bajos en grasa para facilitar la digestión. Cuando hay intolerancia transitoria a la lactosa, probar tolerancia ante el yogur y el queso.
• Leer atentamente las etiquetas de los alimentos y evitar los que incluyan ingredientes que no puedan clasificarse como libres de gluten por el fabricante. La falta de información en el etiquetado de los productos origina complicaciones a las personas afectadas.
• No consumir alimentos procesados o preparados sin que se conozca su contenido y la forma en que se llevó a cabo su preparación.
• El trigo, el centeno, la avena y la cebada pueden formar parte como aditivos de una gran cantidad de alimentos: cacao, chocolatinas comerciales, café instantáneo, crema de leche, fiambres, caramelos masticables, algunas salsas de soja, salsa de tomate, aliños comerciales para ensaladas, confites, golosinas, etc.
• No consumir productos que incluyan entre sus ingredientes los siguientes aditivos: almidón, almidón modificado (del H-4381 al 4395), amiláceos, cereales, espesantes (sin indicar procedencia), fécula, gluten, harina, proteína, proteína natural hidrolizada, proteína vegetal, proteína vegetal hidrolizada, sémola, estabilizador, aromatizantes o aditivos de cereales (sin especificar su procedencia).
• Identificar el símbolo internacional de alimentos permitidos para celíacos en los productos especializados. Para mayor seguridad, puede consultar el catálogo para celíacos que desarrollan las asociaciones destinadas a tal fin.
Medicamentos
Algunos medicamentos contienen derivados de cereales que aportan gluten en su composición, con lo que hay que prestar especial atención para el paciente celíaco.

ERGE
El paciente que presenta síntomas típicos de la ERGE, como pirosis y regurgitación ácida, puede diagnosticarse a partir de la historia clínica. También son síntomas posibles las náuseas, hipersalivación, disfagia, hipo y eructos e incluso tos crónica, disfonía y dolor torácico.
Durante la anamnesis es conveniente utilizar un vocabulario sencillo y describir los términos al paciente (p. ej., el término pirosis se puede describir como ardor o quemazón que va desde el estómago hacia el cuello).
Tratamiento dietético
Los cambios en el estilo de vida y las medidas higienicodietéticas son frecuentemente recomendadas en la estrategia terapéutica inicial de la ERGE (tabla 2). No obstante, una revisión no sistemática sugiere que muchas de estas medidas son empíricas y que hay pocos estudios que demuestren su eficacia.

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